Trabajo de Investigación N° 37 - page 9

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La incertidumbre radica, precisamente, en el efecto del retiro de esas muletas. Por de
pronto, la Reserva Federal ha decidido en agosto mantener el monto de la cartera de títulos
privados adquirida durante la crisis, para evitar retirar capacidad de gasto al sector privado.
Las cifras vinculadas con la actividad económica en el segundo trimestre del año han
recibido una corrección a la baja que ha generado alguna preocupación: al agotarse el rol de
la recomposición de los inventarios observado en el comienzo de la recuperación, se
observa cierta debilidad en el gasto y es por ello que las últimas proyecciones respecto de la
economía estadounidense en el tercer y cuarto cuatrimestre del año en curso prevén una
desaceleración, reduciendo el incremento al 1,5% y 2,0%, respectivamente (a ritmo anual).
Sin embargo, hay una cuestión de fondo: antes de ingresar en la crisis, la economía
estadounidense estaba en una situación de elevada utilización de capacidad instalada, con
un notable exceso de gasto privado, baja tasa de ahorro interno (12% del PBI) y alto déficit
en la Cuenta Corriente del Balance de Pagos (5,3% en 2007), inconsistentes en términos de
largo plazo. Una estrategia de recuperación que lo lleve de nuevo a esa misma situación no
parece sustentable; el rápido aumento del déficit comercial en el segundo trimestre de 2010
constituye una luz amarilla.
Un crecimiento más bajo, pero más sólido en el largo plazo, puede ser en última
instancia más sano que volver a incurrir en los mismos viejos errores: el rebalanceo
de ahorros tiene algún costo y obliga a un cambio de perfil de la oferta y de la
demanda.
3.
En el caso de la Unión Europea el cuadro también es preocupante. En el año 2008 creció
solamente 0,6% y en 2009 se contrajo 4,1%, como pudo apreciarse en el Cuadro 1. Con
optimismo, se proyecta un crecimiento de 1,2% para el año 2010. En el período que va
desde tercer trimestre de 2008 al segundo de 2009 (ambos inclusive), el PBI europeo cayó
4,5% (o sea más que en Estados Unidos); y en los cuatro trimestres posteriores creció entre
puntas solamente 1,7%, por lo que el PBI del segundo trimestre de 2010 es 3% más bajo
que el de igual período de 2008. En esto la situación de la Unión Europea contrasta
marcadamente con la de Estados Unidos.
Las enormes diferencias entre las economías que conforman la Unión Europea complican la
recuperación. El impulso fiscal y monetario tropieza con los problemas de competitividad en
los países PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). En otros términos, todos los
países europeos, con algunas diferencias menores, muestran un cuadro de elevados déficits
fiscales y alto endeudamiento.
Pero no todos presentan problemas de competitividad bajo la regla de una moneda común:
Alemania, Holanda y Francia claramente no, en ese orden. Por lo tanto, mientras se espera
que estos tres países crezcan a cierta velocidad (de hecho se espera que Alemania crezca
el 3,3% en 2010 y 2,5% en 2011) y de esa manera le den sustentabilidad al nivel de su
deuda, lo que ocurra con el resto genera incertidumbre; lo cual, a su vez, lleva preocupación
sobre la solvencia de los bancos en los países fiscalmente más solventes que están
expuestos con los otros países.
Por ello, las reformas laborales e institucionales
resultan cruciales para los PIIGS a la hora de imaginar el escenario del año 2011.
El
supuesto asumido es que serán razonablemente exitosas. En conjunto, Unión Europea
crecería 1,2% en 2010 y 1,5% en 2011.
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